sábado, 20 de noviembre de 2010

La Palma, una isla para recorrer a pie.







La Palma. Isla de caminos. Verde. Montañas y mar de nubes que se funden en el horizonte con el mar, como se funde la vida en el tiempo. Lagrimeando en cada barranco sus gotas de agua cristalina. Corriendo al son de sus arroyos. Cantando al caminante sus baladas entre la niebla. Por fin he recorrido tus caminos. Tus calles. Tu gente que al paso de la tranquilidad viven entre un Mundo pasado y presente. Por fin he estado en tu cima y tus piedras arañado mis botas. He visto las estrellas desde tu rocosa Calderay he visto tu atardecer.
Por fin he bebido de ti.

Recorridos cuatro rutas senderistas. Tres de ellas cortas pero tan intensas como la más larga.

Sendero al Cubo de la Galga: Es introducirse en una selva prehistorica. La vegetación te envuelve dejando a penas pasar el sol, notas la humedad y la belleza te embriaga de una dulce meláncolía. Allí me siento sumido en las páginas de aquel libro de mi niñez "El Mundo Perdido"...

Sendero de la Caldera de Taburiente y Barranco de Las Angustias: Seis horas de camino entre diferentes paisajes, rodeados siempre por la inmensas paredes de la Caldera y el impresionante barranco. Pinares, rios de colores, piedras y nubes que te evuelven. Y un insesante cruzar de lado al lado del barranco, una y otra vez, una y otra vez, interminable... el nombre le viene de algo...

Volcán de Teneguía: Entre picón (lapilli) de colores ocres, negros, rojos te internas con respeto, poco a poco en el volcán de Teneguía, último en entrar en erupción en Canarias en 1971. Situado al pie de otro volcán mayor (el de San Antonio), es difícil permanecer indiferente cuando te adentras hasta el fondo de su caldera o recorres sus crestas sin dejar de ver desde la altura las coladas de lava que tan solo hace 40 años escupió la tierra.

Montaña Las Breñas- Mazo: Suave, corto y solitario recorrido circular. Te sumerges en una zona poco frecuentada entre estrechos senderos. En la zona de medianías, donde predomina la vegetacion de arbustos, brezos, fayales, castaños, muchos frutales que llenan las fincas colindantes. Los caminos casi se pierden en la vegetación que casi hay que abrir al paso de nuestras botas.

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